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A VECES NOS PONIAMOS JUGUETONES

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Anónimo (no verificado)
A VECES NOS PONIAMOS JUGUETONES

A los que ya lo hayais leido como parte de un hilo deniminadao "sexo guarro", os pido disculpas. Alguien me ha corregido y le doy la razòn. Quizàs como un relato genèrico fuera de un hilo tenga mejor contexto. Saludos y disculpas.

A VECES NOS PONIAMOS JUGUETONES..

Pero muy juguetones. El sexo tiene días. Como todo lo vivo en esta vida. Y a veces nos gustaba ser traviesos. Ella conmigo. Yo con ella. Os contarè hoy esto último.
En el centro del salòn de casa , retirados los muebles, había espacio suficiente para el campo de juegos. Entre los vèrtices de pared y techo, camuflados por el cable de la ADSL y simétricamente en suelo y pared, habìamos colocado dos hembrillas sobre firmes tacos que permitìan soportar la tensión que la actividad generaba.
Hoy Eva sería el juguete. Y yo el niño malo que la utilizarìa.
Como siempre hacíamos en estos casos, emparejada la altura a la modelo, coloquè la cámara sobre el trípode. Y lo puse en modo video, lista para empezar. Serìa uno màs en el juego.
Se desnudò completamente dejando puestos tan sòlo unos zapatos imposibles, con alza considerable y con un tacòn con el que le hubiera sido difícil caminar, pero que en este caso serìan perfectos para que mantuviera una posición que casi la dejaba de puntillas. Sus piernas aùn parecían mas largas. Infinitas. Y su musculación de gymnasio, se dibujaba en los muslos por la tensión de la pose.
Tras atarle manos y tobillos a las hembrilas descritas, su cuerpo conformaba una equis carnal perfecta. Nada se escondìa. Todo quedaba expuesto. Y sus pezones erectos, denotaban que comenzaba a estar excitada. ¡Y no habíamos empezado!. Y yo también claro. Pero aparte de la gorra estilo oficial, me puse un tanga que cubriera mi sexo y no la permitiese disfrutar de mi erección en ningún momento.
Y la cámara comenzó a filmar.
Primero fue una pluma. Luego una pequeña brochita de maquillaje. Despuès un pequeño vibrador. Todo recorriò su cuerpo, Sin olvidar ningún centímetro, pero recordando sobre todo sus zonas màs erógenas. Lòbulos de las orejas. Cuello. Axilas. Pezones. Ano. Labios vaginales. Pero sobre todo: Su clítoris. Ahí estuve unos momentos hasta comprobar que “el juguete” comenzaba a retorcerse en su atadura. Esto iba bien. Y apuntaba a que los tacos de la pared, colocados para los juegos , tendrían ocasión de demostrar su firmeza.
Era momento de colocarle una bola silenciadora en la boca. Cuando la compramos en el sex-shop, buscamos una con grandes agujeros que permitieran que el aire entrara en los pulmones en cantidad necesaria para que el corazón hiper revolucinado fuese atendido necesariamente. Pero con una firme atadura que ahogara los gritos y gemidos que se generaran.
Su sonrisa vertical comenzó a abrirse y mostrar su necesidad. Asì que le coloquè un pequeño vibrador que poco a poco hice subir de revoluciones. Y le dejè actuar . El iba haciendo su trabajo. Y yo el mìo. Cuando mi chica se excitaba era fuente de deseo y de placer. Y todo lo ofrecìa. Y todo querìa recibirlo. Asì que lo siguiente era introducirle por el ano otro aparatito. Pero èste mayor. Y con la posición de vibración a máxima potencia y en fase de agitación y golpeo. Asì a cada movimiento del aparatito, consguìa a veces tocarse internamente con su colega de la vagina. Aquèl tenía su parte màs interesante en la vibración clitoriana. Pero el cuerno que se internaba hacia el punto g, también era importante. Una U que abrazaba el sexo de mi chica fuera y dentro. Y ahora chocando a través de las paredes internas con su amigo explorador anal.
Eva ya no se contenía. Se retorcìa. Se convulsionaba. Gemìa. Lloraba. Sudaba. Pero si la hubiera soltado, seguro que no se hubiera sacado ninguno de ellos de su interior hasta llegar al orgasmo. Pero esta vez, se quedarìan màs alla de esto.
Excitaba de tal forma, era el momento pinza. Dos pinzas de la ropa que colocarìa sus pezones y que le dispararìan hacia un estado de extasis lìmite. Lo sè por experiencia. Pero esa es otra historia. Antes de fijjàrselos, recorrì pecho y cuello lentamente para que reconociera lo siguiente por llegar. Durante unos instantes cesò su temblor. Habìa sido consciente de lo que se avecinaba. Pero la actividad de los vibradores la volvieron a su excitación ya casi inconsciente. Primero fue la izquierda la que quedó enganchada al pezón. Muy al borde para que la presión ejerciera todo su efecto. Despùes la derecha. Mordidos por la madera, la tensión de la equis humana se disparò. Dije que los tacos de la pared eran muy firmes, ¿Verdad? Pues empecé a tener dudas de si aguantarìan muchos tirones màs. Y gracias a Dios el silenciador bucal representaba perfectamente la función para la que lo compramos. Si no, en la próxima reunión de vecinos nos hubiesen echado.
Su cuerpo temblaba ya sin control. Làgrimas y sudor se merzclaban en su cuerpo camino de la alfombra. Y cuando una leve pausa, muy leve, entre sacudida y sacudida de su cuerpo, me evisò que acaba de terminar con un orgasmo, extraìje el vibrador vaginal y estudiè su clítoris. Estaba excitado. Duro y excitado. Era el momento de terminar la obra de teatro sexual. Una tercera pinza se aferrò a su lentejita roja efecto de tanta vibración. Y el pellizco de la pinza sobre su sexo en máximo estado de excitación, la disparò. Se tensò como pelea un arco con su cuerda antes de lanzar la flecha lejana. Sus axilas y sus ingles marcaron poderosamente los tendones fruto de cada tiròn y el temblor se hizo casi audible.
Me acerquè a la cámara, pasè de la función video a la de foto. Le coloquè a Eva un amplio antifaz que despersonalizara su rostro. Y la fotografìè. Liberada de las pinzas pero atada aùn y sin antifaz para que pudiera ver sin poder impedírmelo, lo siguiente que iba a realizar como final de fiesta. Enviar la foto a nuestros amigos y amigas afines a estos juegos con un simple texto: “ La perra lo ha pasado a tope”.

Imagen de Executive
Executive
Desconectado/a
se unió: 24/7/2018
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Ya te indiqué también en el otro hilo que este relato me pone a 1000.
Un beso y gracias