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UN AMANTE TAN SUAVE COMO EL VIENTO part 1

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Anónimo (no verificado)
UN AMANTE TAN SUAVE COMO EL VIENTO part 1

Un amante tan suave como el aire
Se conocieron compartiendo mesa en una cervecerìa del paseo marítimo. Las tres parejas eran de edades muy distintas pero enseguida simpatizaron. El buen humor y disfrutar al aire libre eran un buen lazo de simpatía. Asì que cuando Ana y Luis les ofrecieron salir en su barco al dìa siguiente, la invitación fue aceptada con entusiasmo por los seis. Era una motora de casi seis metros de eslora con doble motor y un pequeño camarote bajo el puesto de timòn en la parte superior. Una zona en proa y otra a popa permitìan disfrutar del sol y del recorrido cómodamente sobre ellas. Y el dìa puso todo de su parte para que la excursión fue de lo màs agradable. Nada màs salir del puerto, Luis enfilò hacia aguas màs profundas evitando con ello el tràfico de otras lanchas alejándonos algo màs de la costa. Las tres mujeres enseguida se colocaron en la plancha de delante para disfrutar de la velocidad del barco y del agua que las salpicaba a cada ola sorteada. Pasado un rato, redujo la velocidad una vez que el coro femenino había disfrutado ampliamente de la montaña rusa de ola y entreola. Pablo y Antonio hacìan compañía y charla junto a Luis al timòn. Poco tardaron las chicas en desprenderse de la parte superior del bikini con ànimo de tomar el sol todo lo posible. Ninguna de ellas mostraba rayas blancas por lo que se deducía que eran habituales del top-less. Se tumbaron a lo lagartija y disfrutaron del sol. Pero al cabo del rato, Marta les confesò que ella y Pablo hacían nudismo habitualmente ,algo que resultò común en las tres parejas, asì que optaron por desnudarse del todo y disfrutar a tope de la mañana. Los hombres cuando las vieron hicieron lo propio inmediatamente. No había otros barcos cerca, y si alguno los traspasaba, a fin de cuentas estaban en su casa y les importaba poco . Era además habitual encontrarse gente desnuda navegando en sus barcos. Màs corriente que lo contrario. Y asì recorrieron un buen tramo de la barra marítima. Luis conocía bien la zona y les había prometido enseñar una cala de acceso sòlo posible desde el mar.
Las chicas iban encantadas recibiendo aire y sol en su posición privilegiada de la barca. Desde donde estaban sus parejas, eran una vista de lo màs sensual . Tres princesas desnudas tostadas al sol y con el mar de fondo.
-“Seguro que los chicos nos están comiendo con los ojos desde arriba”- Dijo de pronto Marta.
-“Fijo”-contestò Ana.-“El mìo llega a veces hasta salirse del rumbo por mirar donde no debe”
-“Si, el mìo también pero hace como si no mirara”, les apoyò Eva
-“Pues yo me voy a dar la vuelta. Ya he tomado mucho sol por delante y no quiero quemarme. Ademàs a mi chico le gusta verme el trasero. Dice que es lo que màs le pone”
-“A ver si al final vamos a naufragar”
-“Espero no llegar a tanto, pero me encanta ponerle a cien”. Verèis lo que ocurre”
Y cuando Ana se girò y de rodillas hizo como si estirara la toalla, puso su culo en pompa y muy probablemente los de arriba le pudieron a ver hasta las entrañas. Y efectivamente, el barco trazò una pequeña curva que enseguida Luis compensò retomando la concentración en la navegación.
-“Oye que vas a poner a cien a los chicos y luego no hay quièn los aguante” Le dijo Eva entre risas. “Al mìo le acercas una cerilla y se inflama”
Y Marta, queriendo seguir el juego a Ana, comenzó a repetirse la crema, pero esta vez muy lentamente cruzando miradas lánguidas con Pablo mientras sus manos la extendían por pechos y pubis. Cuando uno de sus dedos penetrò “distraídamente” por su vagina, la barca se saliò nuevamente del rumbo y las tres chicas comenzaron a reir.
Eva fue la única que mantuvo la espalda en el suelo tomando el sol de cara. El aire que recibìa por la velocidad de la barca, acariciaba sus muslos subiendo por caderas, estòmago y pecho, dando un último roce a su barbilla antes de perderse en el mar. Seguìan con el tema de la broma a sus chicos y ella pensó en dònde estaría mirando Antonio ahora mismo. Asì que aunque su posición no permitìa mucho juego en el asunto que les divertía, arqueò las piernas, apoyándolas sobre sus pies y las abrió levemente. Sus manos presionaron sus labios mayores como si pusiera “morritos” , pero el resultado no fue el que esperaba. El viento comenzó a rozar una zona hasta ahora protegida: Su sexo. La barca iba a casi 30 nudos, asì que el aire que recibìa en la zona tenía la fuerza necesaria para sentirse acariciada intensamente. Esto unido al efecto de un sol que comenzaba a pegar y los vaivenes de la quilla sobre las olas, le produjeron una reacción sexual que para la que no estaba preparada, y su respuesta corporal no se hizo esperar. Sus pezones se estiraron y endurecieron, y sus labios vaginales comenzaron a abrirse como buscando aspirar todo el aire posible que les llegara. La sensibilidad de su piel se multiplicò y lo que hasta ahora era viento, comenzó a parecerle caricias de amante anónimo. Fue tan evidente su reacción que Marta y Ana se percataron de ello inmediatamente.
-“Tìa te estàs poniendo cachonda” ¿Es por los chicos o por nosotras?
-“¡Què va! Es por el roce del aire y el sol. “
-“¡Joder tìa! ¡ Què fácil te entonas! Ya me gustaría a mì.
-“Pues yo voy a probar también, a ver si hoy me funciona” Contestò Marta.
-“¡Què tontas sois! Si esto es como un juego.”
-“Si como un juego, pero te has puesto a mil” Tienes los pezones como puntas de lápiz y tu sexo se ha abierto descaradamente”
La mano de Marta se dirigió hacia la entrepierna de Eva pero èsta las cerrò rápidamente.
-“Venga tìa , déjame ver como se te ha puesto el coño”
-“Estàte quieta por favor, que me da corte y además los chicos nos están mirando.
Efectivamente los chicos no se estaban perdiendo nada de lo que ocurrìa, y sin realizar ningún comentario entre ellos, era claro que el motivo de su atención era el mismo. Los tres tenìan ya una erección imposible de esconder desnudos como estaban.
Cuando las chicas les vieron se echaron de nuevo a reir.
-“No podemos hacerles esto, chicas”
-“Pero si es culpa vuestra” Les dijo Eva
-“Sea lo que sea, no les podemos dejar asì”. ¿Os importa que le eche un polvo a mi chico y luego vuelvo?
-“Còmo quieras pero si querèis privacidad, aquì no hay muchos sitios dònde ir”. Si querèis el camarote os lo dejo. Le digo ahora a Luis que pare y eche el ancla si hay profundidad, y nos desahogamos con nuestros chicos.¿Os parece?
-“Gracias , Ana. Quèdaros vosotros el camarote. A fin de cuentas es vuestro barco y a mi me da lo mismo hacer el amor sobre la toalla. Lo hemos hecho muchas veces con gente en las proximidades y no nos da corte. “
-“Pues Eva quedaros vosotros el camarote. Yo prefiero hacerlo en cubierta con el sol por sàbana, y aquí cabemos dos parejas sin problemas.”
-“No, muchas gracias. Tambièn prefiero al aire libre. Iremos a popa”
Y sòlo con la mirada, los chicos las entendieron al instante. Marta y Pablo con Ana y Luis en la proa y Antonio y Eva en popa. No tardaron mucho en mezclarse gemidos y ruidos de chapoteo de las olas sobre el casco del barco. Era evidente que los cuatro estaban muy acostumbrados a verse en situaciones similares. Eva y Antonio no tenìan tampoco problema pero estaban màs a gusto solos en popa.
La tumbò sobre la toalla y la besò. Primero suavemente, y después sus labios chocaron con pasión. Su lengua recorriò la barbilla de ella. Bajò por cuello y hombros hasta llegar a sus tetas en donde se entretuvo rodeando una y mil veces sus pezones todavía duros por la experiencia anterior. Un mordisquito en uno de ellos la hizo dar un respingo seguido de un pequeño gruñido de placer. Esta vez la lengua viajera probaba la sensibilidad de sus sobacos perfectamente depilados y suaves. Bajò por el lateral de su cuerpo hasta que al llegar a las caderas, Eva se retorció por efecto de las coquillas, lo justo para perder la concentración y verse sorprendida con la invasión de su sexo . Dos dedos por mano, separaron sus labios, y abrieron todavía màs su sonrisa vertical. Tan abierta como estaba fue fácil que un primer beso y nuevamente la lengua, la penetraran y recorrienran allì donde llega la luz. Esta vez Eva se retorció por motivos diferentes. Arqueò su espalda, ofreciendo todo el esplendor de su sexo. Pocas veces se había sentido tan abierta y receptiva. Tenìa razón Marta cuando le había dicho que estaba poniéndose cachonda. Asì que cuando Antonio frotò sus manos con aceite solar, deseò màs que nunca lo que previsiblemente le iba a ocurrir. No necesitò dilatarla mucho màs. Uno, dos, tres, cuatro dedos fueron entrando y saliendo y a cada golpe en su interior, ella se retocìa con respuesta inconsciente. Cuando finalmente sintió que la muñeca era cuanto quedaba fuera de su vagina y que la mano comenzaba a girar dentro de ella, su gemido incontrolado se escuchò claramente por encima del ruido de las olas. Sin que la mano saliera de su interior, el dedo anular frotò con intensidad su punto “g”, en un movimiento claramente visible a través del sube y baja de la piel en la zona del pubis, y un nuevo gemido anunciò que había llegado al orgasmo. Debieron de oírla hasta en la playa, pero tras èl entrò en un estado de paz y relax que hacìa mucho tiempo que no tenía.
-“Jo tìa, què bueno” ¡Còmo os lo habéis pasado” – Le dijo Ana. Llevaban ella y Luis un rato observándolos sin querer molestar.
-“Tienes aùn tan abierto el “potorro que si te tiras ahora al agua es posible que te ahogues”
Todavìa tenía su sexo muy dilatado y un rubor tan evidente que sintió una punzada de pudor al ser vistos por sus amigos. Pero a fin de cuentas, ya no había nada que esconder y todos estaban en la misma situación. Pero lo cierto es que su sexo se había dilatado mucho con el juego y tardò algo màs de lo normal en recuperar su status normal. Mientras tanto fue objeto de atención y bromas por parte de las otras dos parejas. Y de admiración inconfesada también.
Cuando llegaron a la cala ya era hora de comer, y tras echar el ancla, cogieron una de las cajas sumergibles y la llenaron con bebidas y comida que habían preparado. No había nadie màs que ellos, asì que desnudos como estaban se lanzaron al agua y recorrieron los últimos metros nadando hasta la playa.
Continuarà