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El cuarto oscuro

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se unió: 2/4/2023
El cuarto oscuro

¡Vosotros os lo habéis buscado! Tras mi anterior post recibí varios mensajes públicos y, sobre todo, privados pidiéndome que compartiera más experiencias y reflexiones lo que, además de alimentar mi lado narcisista, me ha animado a escribir sobre otro asunto que me ronda la cabeza: los cuartos oscuros.

Hace unos días pude acudir a un conocido club madrileño donde pude pasar un rato muy agradable. Pasadas las tres de la mañana yo daba la noche por amortizada. Recién vestidos, yo y mi acompañante procedimos a pedir la última copa más por tenerla incluida en la entrada que por ganas. En los siguientes minutos no tengo muy claro que pasó. En frente mío una chica muy joven, delgadísima y con un pelo y una cara preciosas, bailaba de forma muy sensual para su pareja. Pensé, para mí, en lo joven que parecía y en que seguramente le doblaba la edad. Pensé, además, que tenía una cara muy dulce. Una cara que incitaba más a “convidarla” a un trinaranjus que a verla bailar.

Estaba ensimismado en estos pensamientos cuando mi amiga decide levantarse a bailar intentando rivalizar con unas chicas latinas de esas que nacen con ritmo en la sangre. Sabedora de sus limitaciones, decidió utilizar armas no convencionales y mostrar sus habilidades sobre una de las barras verticales que había en la pista. Me quedé sorprendido y no pude evitar preguntarme en cual de sus otras vidas habría aprendido a bailar Pool-Dance.

No tengo claro si fue culpa de la chica joven, de las tres latinas, de la barra vertical o de los besos de mi acompañante pero para cuando me estaba terminando la copa ya no tenía ganas de volver a casa. Ella, que parecía estar esperando la ocasión de no marcharse, me susurró al oído: “vamos al cuarto oscuro”. Me pareció lo más práctico: no tenía ganas de volver a cambiarme y tampoco estaba seguro de poder volver a sostener una relación aquella noche. No caí en que sería mi primera vez en un cuarto oscuro y en que no tenía la más remota idea de las reglas con las que allí se jugaba.

Entramos en el cuarto muy decididos y entendí de inmediato porque nunca había estado realmente en un cuarto oscuro. Aquel no era un sitio con poca luz, con luz indirecta, o con luces oscuras. Aquello era una habitación sin luz donde a penas podías distinguir las sombras y el contorno de los presentes.

Nada más entrar mi acompañante empezó a besarme mientras avanzábamos poco a poco por uno de los costados del cuarto. No llevábamos ni un minuto dentro cuando me susurra al odio “me están tocando el culo”. Antes de ser consciente de lo que estaba pasando también empecé a notar que alguien me estaba acariciando el pecho y desabrochando algunos botones de la camisa. De forma instintiva seguí los brazos que me acariciaban hacia una figura femenina que estaba a mi derecha y empecé a acariciarle la cintura. Era una mujer delgada, con media melena oscura que no tardo en empezar a besarme y llevarme la mano hacia zonas más intimas de su cuerpo. Antes de dejarme llevar me aseguré de que mi amiga seguía a mi lado, entretenida con el chico que la había empezado a tocar y que, supuse, sería la pareja de la chica que estaba besando.

Continuamos un rato hasta que otras manos empezaron también a acariciarme y a desabrocharme el pantalón. Tardé unos segundos en darme cuenta de que eran las manos de una chica más exuberante que estaba también a mi derecha, casi pegada a la pared y en la que no había reparado. Sus manos empezaron a entrelazarse con las de la otra chica y no tardamos en estar los tres inmersos en una vorágine de besos, lenguas y manoseo de sexos. En ese momento me percate de que esta nueva chica era realmente la pareja del hombre que estaba con mi amiga. Entonces, ¿Quién era la otra mujer que estaba allí? No tuve tiempo a averiguarlo. Cuanto me dispuse a mirar otra pareja apreció a su lado y ahora captaba toda su atención.

Mi amiga, que se había quedado algo apartada con su nuevo amigo, decidió que había que  seguir explorando así que vino hacía mi y empezó a besarme mientras me empujaba a otro punto del cuarto. Pensé que no estábamos siendo muy educados con nuestros anteriores anfitriones pero mientras nos alejábamos pude distinguir que poco les importaba puesto que ya estaban involucrados con la chica con la que había estado antes y sus nuevos amigos.

Mientras nos movíamos caímos en una emboscada en la que nos vimos rodeados por tres parejas a las que parecíamos haber interrumpido. Nadie preguntó nada. Nadie dijo nada. Simplemente empezamos a rotar tocando, acariciando, besando, lamiendo o chupando. Alguien terminó por desabrocharme los pantalanes. Las tres mujeres estaban en grados distintos de desnudez y lo cierto es que no soy capaz de recordar sus cuerpos, sus voces, o sus gemidos. Sólo sé que estuvimos unos minutos en los que el cambio de cuerpos llegó a marearme.

Al cabo de un rato, y en ese maremágnum de pieles, estiré mi mano a un cuello y empecé a masajearlo. Me sorprendió su firmeza y al subir su corte de pelo a cepillo que… ¡Un momento! ¡Pero si es la cabeza de un tío! Aparté rápido la mano y distinguí como el chico me miraba con lo que interpreté que era una sonrisa.

Seguí a lo mío con la chica que tenía más cerca. Empecé a masturbarla y empezó a gemir pidiéndome que no parase. Se pegó mucho a mi apartándome un poco del grupo. Yo seguí concentrado cuando noté que alguien empezaba a tocarme a mí. Tarde unos segundos en darme cuenta de lo que estaba pasando: la chica con la que estaba no podía ser porque estaba abrazada a mi con los dos brazos, además la carencia y forma en la que lo hacía eran algo particulares. Levante la mirada y, abrazando por detrás a la chica, estaba el chico del pelo corto con una mano en ella y la otra…. Me sobresalté un poco. Mucho menos de lo que hubiese pero me sobresalté. Lleve la situación con cierta naturalidad y sin drama. A fin de cuentas había empezado yo. Cogí la mano del muchacho con delicadeza, la aparte de mí y la llevé al sexo de la chica que tenía delante. Luego me escabullí hacia el grupo dejándoles solos y, a juzgar por sus gemidos, no pareció importarle.

Al volver a la zona de la emboscada, que estaba a medio paso, no tardé en encontrar a mi amiga que, con una finta certera de cintura coge a una de las chicas del grupo y hace que empecemos a enrollarnos los tres. Pensé en mi intentando hacer ese movimiento y me pareció comparar una pantera con un oso grizzly.

Nuestra nueva amiga no tardo en agacharse y empezar a hacerme un sexo oral fuerte y firme. Sorprendentemente bien hecho dada la posición en la que estaba. De hecho me pareció que no debía estar muy cómoda así que la levante y empecé a besarla y tocarla junto a mi amiga. Continúo masturbándome de forma cada vez más violenta mientras gemía cada vez fuerte. Ahí empezó a decir todo tipo de guarradas cada vez más alto: lo grande y enorme que la tenía, la suerte que tiene mi amiga, lo gruesa que es… Me empezó a dar algo de vergüenza. En estas situaciones no puedo evitar pensar que hay algo de impostura, y máxime sabiendo que tengo un tamaño de lo más ordinario. Sin embargo todos eso elogios parecieron llamar la atención de otra chica que también se acercó al grito de “quiero una polla grande”. Se me escapó una carcajada pensando que era una broma pero allí apareció una mujer madura que también empezó masturbarme y a decirme lo grande que la tenía. Pensé para mis adentros, con cierta maldad, que en la oscuridad las mujeres tampoco parecen tercer claro lo que son 20 cm ya que, como decía, la normalidad es lo que mejor define mis atributos.

Mis dos nuevas amigas siguieron jugando un buen rato, conmigo y entre ellas, cuando empecé anotar que mi pierna derecha, y parte del pantalón, estaban empapados. Creo que la primera chica había hecho un squirt abundante sin avisar. Prefiero no barajar otras alternativas ya que, a fin de cuentas, son los únicos pantalones que tengo allí.

Tras eso vuelve con su pareja, que estaba con mi amiga y a la que por un momento creí haber perdido, quedándome yo con la mujer madura que tenía una falda de cuero completamente subida y sin ropa interior. La mujer estaba cada vez más caliente. Notaba su pubis sin depilar empapado y cada vez me decía cosas más sucias. Llego un punto donde paso de restregase a intentar metérsela tal cual estaba, al natural.

Oiga! Que soy Mocito! Me dieron ganas de decir.

La situación me generó algo de mal rollo así que le digo que me perdone, que solo hago sexo con mi pareja, a la que voy a buscarla para alejarnos un poco. Tras besarnos un rato, y preguntarme si estoy bien o si quiero marchar, me coge de la mano y maniobra entre la gente sin dejarse atrapar. Le pregunto adonde va tan decidida pero no le da tiempo a responderme cuando veo que empieza a besarse con una chica a la que delicadamente hace abrazarme para justo después desparecer, junto a su pareja, por detrás de ella.

Empiezo a acariciar a la chica que está muy muy agitada y gimiendo. El olor a Vainilla de la mujer, junto a sus gemidos, hacen que pierda un poco la sensación de donde estoy hasta que caigo en la cuenta de quién es. Es la chica jovencita que bailaba antes en la pista. En ese momento no pude evitar sentirme como un viejo verde aprovechándose de una niña. Intenté apartarme pero ella me abrazó con fuerza y me pidió que, por favor, no me fuese. Gemía de forma cada vez más insistente mientras me susurraba al oído que le encantaba mi olor. Me vinieron a la cabeza mil anuncios de Axe y lo llamativo que sería esa escena para ellos (lo siento, a veces soy poco disfuncional). Ella seguía besándome, lamiéndome y, a veces, respirando mi aliento como si quisiese impregnarse no sólo de mi saliva sino de mi olor interior. “Me encanta como sabes” me decía entrecortadamente.

Aun así seguía pensando que aquello no estaba del todo bien. Que me estaba aprovechando. Yo me limitaba únicamente a masajearle la espalda con cuidado de no tocar nada más mientras que ella cada vez gemía más y me besaba más. Finalmente sus gemidos entraron en una cierta carencia rítmica que terminó en temblores, sus uñas clavadas en mi espalda y un gemido ahogado en mí cuello. Tras unos segundos levanto la cabeza, me dio un leve pico y dijo “!gracias!”. Intenté hacer alguna gracia diciendo que yo no había hecho nada, que los culpables eran los que estaban a su espalda, pero cuando quise abrir la boca ella se había dado la vuelta y estaba abrazada a su pareja.

MI amiga volvió y preferí no preguntar pero creo que toda la aventura del cuarto escuro la había urdido para conseguir comerse a esta chica. No tengo pruebas pero tampoco dudas. No tardó en pedirme que la follase así que me puse un condón, ella se dio la vuelta y se agachó. Empecé muy despacito pero al cabo de un de minutos estaba dándole con bastante fuerza mientras ella gemía cada vez más alto. En algún momento una chica Rubia, alta y delgada se colocó a mi derecha y empezó a acariciarme, besarme y a masturbarse con mi mano. Entre tanto su pareja estaba delante de mi amiga y aunque no era capaz de ver que hacían podía imaginarlo.

Yo seguía empujando con fuerza mientras intentaba masturbar a la mujer rubia cunado otra chica se colocó a mi derecha. Tenía a un hombre detrás y, a juzgar por su cara, también le estaba pasando algo. La chica se apoyó en mi y empezó también a manosearnos a mí, a mi amiga, que estaba agachada frente a mi, y a la rubia de mi derecha. Estoy casi convenido que era la mujer gordita con la que habíamos estado al principio pero no tenía posibilidad de comprobarlo en condiciones y no me pareció un bueno momento para iniciar una conversación (oyes, ¿vienes mucho por aquí?).

Seguí hasta asegurarme que mi amiga había terminado, lo que ocurrió relativamente rápido. Paré, me quité el preservativo y empecé a masturbarme. En ese momento me daba ya igual todo. Sólo quería terminar y salir a respirar. Estaba empapado el sudor, me dolían las piernas y empezaba a faltarme el aire. Nuevamente mi cabeza empezó a divagar y pensé que no había sido buena idea quitarme el condón. No puedo correrme así como estoy, no creo que a la gente le haga gracia recibir una lluvia de semen sin previo aviso.

Me di la vuelta para apuntar a la pared y tanto la mujer rubia como mi amiga me abrazaron Así, mientras me besaban y decían cosas al oído terminé. Habían sido varios esa noche así que no fue intenso, ni duradero ni abundante. De hecho fue un final un poco decepcionante pero uno llega a donde llega.

Le dije a mi amiga que nos fuésemos de allí y me encaminé a la salida. Me subí los pantalones e intenté esquivar a todas las parejas que, cerca de la puerta o recién entradas, parecían querer acción. No se cuanto tiempo pasamos dentro pero a la salida parecía volver de una misión de búsqueda y destrucción en el delta del Mekong. La pinta era lo suficientemente mala para que una de las camareras del local, que estaba recogiendo algunas cosas a la salida, me preguntase, medio en broma medio en serio, si estaba bien.

Antes de marchar Fui al baño a mojarme la cara y asearme un poco. Saliendo, me crucé con la chica joven. Me preguntó ¿Os vais? Y respondí un si todo lo varonil que pude (sudado, descamisado y con pelos de loco no debió quedar como tal). Esbozó una sonrisa y me dio un leve beso en la mejilla con un “encantada”. Me hubiese gustado decir algo pero olor a Vainilla me dejó sin palabras y sólo pude mirar como se alejaba, risueña, en el interior del vestuario.

Me fui de allí con una sensación extraña. A veces, cuando me ocurre algo que me produce un exceso de dopamina, luego tengo un cierto efecto rebote en el que una parte de mi cuerpo se siente mal. Como un yonki con síndrome de abstinencia.

Me fui de allí sin ser capaz de saber si el cuarto oscuro me había gustado mucho, poco o nada.

Me ha parecido una sesión de sexo donde, la oscuridad y la falta de referencias, hacen que lo importante sea el disfrute personal de cada uno. El resto del mundo da igual. En ese sentido creo que tienen una cierta forma de sexo y placer en estado puro. Casi animal. Y al mismo tiempo posiblemente esa sea su principal problema: para la mayoría, entre los que me incluyo, el sexo es un disfrute compartido en donde los estímulos visuales son parte fundamental del proceso.

Otro problema importante que veo es el de la educación de las personas. La oscuridad, el anonimato y la excitación pueden hacer que alguno pierda la compostura, intente aprovecharse o se comporte como no deba. Y en realidad esto es lo que me parece más preocupante. En este mismo relato podemos ver algún comportamiento muy criticable (incluso más que criticable!).

También entiendo que es una experiencia que no es para todo el mundo y es comprensible que a muchos les genere rechazo muchos puntos: el no poder ver, los escrúpulos (no deja de ser una orgía), la necesidad de saber con quién se está haciendo algo….

Sin embargo para mi es algo que había que probar una vez en la vida y que, seguramente, repetiré alguna vez (hay que asegurarse XD).